lunes, 6 de mayo de 2013

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CASOS DE EXPERIMENTACION CON SERES HUMANOS
PRIMER CASO: Experimentos en Humanos con Válvulas de corazón
En 1978 el Dr. José Luis Castillo-Olivares Ramos y el Dr. Diego Figuera Aymerich inventaron unas válvulas cardiacas artificiales que sustituirían a las enfermas, el modelo era muy distinto a las existentes en el mercado sanitario por aquellas fechas.
Para la realización de los primeros experimentos de válvulas cardiacas hicieron una estructura de material plástico, concretamente de teflón, del tamaño de una moneda de un euro aproximadamente, forrado con una malla de dragón. A esta estructura se le unían unas membranas de material biológico de cadáveres. La primera experiencia fue en 60 personas con membranas de Fascia Lata, que fallaron a los pocos meses, a continuación utilizaron membranas hechas de arterias sin conocer el numero de pacientes a los cuales se les fueron implantadas. Posteriormente a principios de los años 80 utilizaron como membranas Duramadre de cadáveres, que es el velo que cubre las meningues del cerebro de los seres humanos y se implantaron a 800 pacientes, a este modelo le incorporaron un anillo de acero unido a la estructura de Teflón para que con la presión no se deformase.
En el expediente entregado por el Ministerio de Sanidad no consta en ningún documento que diga que estos tejidos biológicos conseguidos de cadáveres se les curtiese para que no degenerasen, por el solo hecho de ser tejidos sin vida, ya que se les iba someter a constante contacto con el riego sanguíneo de los seres humanos a los que se les implantaba el nuevo invento.

SEGUNDO CASO: La serie de experimentos con seres humanos más grande de la historia

La Operación Whitecoat, llevada a cabo por los Estados Unidos, es hoy día considerada como uno de los experimentos con humanos más grandes de la historia. En plena Guerra Fría la posibilidad de un ataque bacteriológico por parte de la Unión Soviética era considerada como algo muy probable, razón por la cual el Departamento de Defensa de ese país y otros organismos gubernamentales comenzaron a diseñar varios planes de creación acelerada de antibióticos y vacunas efectivas para varios agentes infecciosos sin cura conocida.
Obviamente para esto necesitaban probar dichas vacunas en personas enfermas, personas que debían ser registradas y observadas durante todo el proceso para así obtener mejores datos. La primera respuesta sería utilizar soldados, razón por la cual el programa tendría base en el fuerte Detrick, en Maryland. Razón por la cual, tras acondicionar las instalaciones del mismo, hombres jóvenes, muchas veces reclutas, serían expuestos a todo tipo de infecciones. Infecciones que iban desde la fiebre amarilla, la hepatitis A y la tularemia hasta incluso la encefalitis equina. Tras ser infectados, eran puestos durante un tiempo en vigilancia y luego suministrados con la “cura” experimental. Todo supervisado ante la atenta mirada de los científicos involucrados en la operación.
No obstante, rápidamente los soldados comenzaron a revelarse y a negarse a ser infectados, por lo que se organizó un masivo paro general a manera de sentada. Con sus planes detenidos, algo que ciertamente no era aceptable, los responsables del proyecto rápidamente encontrarían nuevas personas en las cuales probar las vacunas experimentales. Cristianos adventistas, que por motivos religiosos eran objetores de conciencia, es decir, se negaban a formar parte del ejército o participar en guerras.
A unas aproximadamente 3000 personas se les haría llegar una propuesta diciéndoles que, ya que no ayudaban al país militarmente, podían al menos hacerlo siendo parte de pruebas científicas en las cuales serían infectados con distintas enfermedades y rápidamente administrados con la “cura”. Logrando así conseguir 2300 voluntarios. Entre los cuales, según se reporta, no hubo muertes.

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